Copying Beethoven

Un film de la directora polaca Agnieszka Holland que representa la última etapa de vida del gran compositor de música clásica, Ludwig van Beethoven.

Ed Harris interpreta de forma sublime a este gran músico, gracias también a una caracterización magnífica que borran de la mente del espectador al actor y gracias a su gran interpretación te hacen conocer a ese peculiar personaje, maleducado y sucio, pero también con sentimientos. Por otra parte, Diane Kruger hace de Anna Holtz y se convierte en su musa, su ángel.

En esta última etapa el compositor estaba perdiendo su mayor virtud, el oído. Era incapaz de apenas oír nada, ni siquiera su música, lo que para él era un castigo de Dios.

De esta forma, dado que además la directora es muy católica, en la película aparecen muchos guiños a la religión y sobre todo a la comparación continua del músico con el propio Dios, porque tal y como aparece en la película, él pensaba que la creación de música era como crear un ser vivo, porque la música tiene alma. Y este precisamente es el resultado de la película. Una película con alma, que llega hasta lo más hondo de los espectadores a través de unos planos detalle y una iluminación cálida y llena de sentimientos, lo que unido a la música del gran compositor se convierte en sentimiento en estado puro. Además, también aparecen continuamente toques de humor que hacen que el espectador esté continuamente riendo y a la vez sitiendo tristeza o pasión.

Habría que destacar en especial el estreno de la Novena Sinfonía, en la que Beethoven se deja guiar por la que ahora es su copista Anna Holtz. En esta secuencia, la combinación de planos detalle de las manos de él, las manos de ella, sus miradas que se cruzan, la fuerza y el sentimiento de Beethoven (también de Ed Harris), junto con las notas de la gran Novena Sinfonía, se convierten en diez minutos de pasión y sentimientos que ponen los vellos de punta. «Ahora la música, cambiará para siempre».

Por último, habría que decir que este film es una mezcla de ficción y biografía, dado que la última etapa de Beethoven fue así, pero la presencia de Anna Holtz como su copista no fue real, sino que más bien parece una metáfora que el mismo protagonista deja ver en la película, de la musa o el ángel enviado por Dios que le ayuda a terminar su obra y escribir además La Gran Fuga como composición experimental y gran inspiración para el futuro de la música clásica.

En definitiva, una película para los amantes de la música y del cine, que la gran directora polaca ha sabido llevar a la perfección sin salirse de la finalidad de llegar al espectador y que este conozca y ame un poco más a Beethoven, pero sobre todo, la música.

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